lunes, 12 de diciembre de 2011

Cordoba -Patios Cordobeses


El Festival de los Patios de Córdoba tiene una historia casi centenaria, es una tradición única en el mundo que se celebra durante la 2ª y 3ª semana del mes de mayo. Aunque históricamente se ha creído que el primer concurso de patios fue el del año 1933, se tiene constancia de que ya en el año 1918 hubo uno.

¿En qué consiste? Los participantes son propietarios particulares que abren sus casas gratuitamente para que se puedan visitar sus patios, decorados con macetas, con detalles arquitectónicos como pozos, fuentes, etc. Hay verdaderas maravillas del siglo XVI, otros más modernos… pero todos preciosos. Hay diferentes premios, unos para la arquitectura antigua y otros para arquitectura moderna.


La pregunta que me hice nada más ver los patios con esa cantidad de macetas colgadas algunas a tres o cuatro metros del suelo fue ¿cómo narices riegan todo eso? Imaginaros el faenón!! Pues se ve que hay gente que usa una pértiga con una lata atada en la punta para regar las plantas colocadas en las hileras más altas, aunque también hay otros sistemas de riego menos aparatosos, jeje!


Una antigua pila para lavar la ropa (prefiero mi lavadora, eh? Que soy romántica, pero no tonta):


En éste todas las macetas eran de color azul, con el fondo blanco de las paredes y el colorido de las flores, quedaba muy guapo:


Las viviendas tradicionales en Córdoba miran hacia adentro, son de herencia árabe y, por tanto, las fachadas no se distinguen por su riqueza: sobrios muros, ventanas enrejadas… pero, cuando se cruza la puerta de entrada y el zaguán, se entra en un espacio íntimo dominado por el patio, las plantas, las flores y el agua. Este patio también me gustó mucho:


Claveles, rosales pitiminí, gitanillas, geranios, margaritas, jazmines, palmeras, limoneros, ficus, esparragueras, helechos, olivos, naranjos, madroños o incluso menta son algunas de las maravillas que pueden observarse y sentirse en estos patios, que precisan el mimo de sus propietarios durante todo el año. Pero además de estas flores, había algunas rarísimas, como unas que parecían farolillos chinos o las de la foto de la derecha, que me encantaron, son preciosas.

Me encantaría poder tener una casita así, con un patio, aunque fuese pequeñito, pero el poder huir del calor sentándote allí, disfrutando de la tranquilidad, del sonido del agua de las fuentes, del olor de las flores y azahar, del colorido, de lo fresquita que se está… es impagable.

Este patio me encantó, con su empedrado antiguo y esa fuente de ladrillo, piedra y azulejos. Vamos que yo me veo ahí, eh? Sentadita tomando una cañita y unas aceitunas, me veo, me veo:


Cada uno te gusta por algún detalle o alguna peculiaridad, la verdad es que no sabría con cual de ellos quedarme… Si algún día tenéis la oportunidad, es una visita recomendable.